CONSTRUYENDO NUEVAS FORMAS DE PARTICIPACIÓN Y DE GESTIÓN DE LA POLÍTICA MEDIANTE LA CREACIÓN DE REDES DE VALORES
Marcos Villasmil
“La sociedad no se define por clases, como los marxistas creían. No se define por la identidad racial. Y no es tampoco una colección de toscos individualistas, como creen algunos libertarios económicos y sociales. Realmente, la sociedad está formada por diversas capas de redes.”
David Brooks, “The Social Animal.”
¿Cuál puede ser el impacto de las nuevas tecnologías en red en la política latinoamericana, en especial en los partidos? Muchas lecciones, de todo tipo, pueden asumirse para la construcción de una renovada democracia de partidos en Latinoamérica, especialmente en una futura Cuba democrática.
El concepto central debería ser: EL NUEVOPARTIDO COMO UNA RED DE VALOR.
1.-Los cambios del nuevo milenio
Desde el comienzo de la civilización y hasta el 2003 la humanidad creó cinco exabytes (cinco mil millones de gigabytes) de información; la misma cantidad que se producirá en dos días promedio en el 2015.
Ø En el 2015, el número de dispositivos electrónicos conectados alcanzará la cifra de 15 mil millones, o aproximadamente 2 por cada habitante del planeta.
Ø El número de suscriptores de celulares se acerca a la cifra de 5.5 mil millones.
Ø El contenido de la campaña de Obama en 2008 y que se distribuyó a través de YouTube, fue visto durante 14.5 millones de horas.
Ø De los casi 67 millones de votantes a favor de Obama,14 millones –uno de cada cinco- participaron directamente en mybarackobama.com
Ø En el mundo había disponibles a comienzos de 2011 más de 270 millones de páginas web.
Si algo caracteriza al mundo del siglo XXI es el gran número de posibilidades existentes para poner la tecnología al servicio del ciudadano. Una tecnología, en esencia, “relacional”, que “tiene una gran capacidad de articulación social en el ámbito local. A pesar de su naturaleza profundamente global, las tecnologías 2.0 están generando espacios de articulación cívica (y política) con una gran fuerza y vitalidad. Estos cambios afectan a todas las áreas de la sociedad. Muy especialmente, a la política, y de manera singular, a la política y la gestión local.” (Gutiérrez-Rubí.)
Vivimos en un mundo donde la información a través de redes tecnológicas es constante, y en donde el control jerárquico ha dejado de ser el elemento fundamental. Desde esa perspectiva, las redes sociales se han convertido en un arma fundamental para la lucha contra todo autoritarismo. La lucha de la oposición al régimen totalitario cubano es un claro ejemplo de ello.
Destacan Nicholas Christakis y James Fowler que Internet ha facilitado nuevas formas sociales que introducen cuatro modificaciones radicales en los tipos de redes de interacción social existentes hasta ahora:
1. Enormidad: la vasta magnitud de nuestras redes y del número de personas a las que se puede llegar.
2. Comunalidad: una ampliación de la escala en la que podemos compartir información y contribuir a esfuerzos colectivos.
3. Especificidad: un impresionante incremento en la particularidad de los vínculos que podemos formar.
4. Virtualidad: la capacidad de asumir identidades virtuales.
Ante el cada vez más desacreditado Homo Economicus, aparece con una fuerza sobrehumana el Homo Dictyous (“Hombre en Red”). Este nuevo ciudadano (un ciudadano “digital”) cuando exige participación, no pide sólo poder oír o ver. Exige ser escuchado, participar en los debates en red. En tal sentido, las redes tecnológicas, en funcionamiento y crecimiento cada día mayor, se diferencian de la televisión –ese invento que en su momento también revolucionó las comunicaciones- en que fueron diseñadas para promover la cooperación; están construidas sobre una base de innovación compartida.
Frente a este hecho cada día más evidente, partamos de una constatación: En las actuales democracias, la política partidista no es ya el elemento que comanda todas las decisiones. En la futura democracia cubana será igual.
Es por ello que una participación correctamente entendida, como un hecho hoy horizontal más que vertical, exige la generación y promoción de ciudadanos, en debate constante, más que de simples votantes.
La política debe reconocer y aceptar la aparición de nuevas formas coordinativas de alianzas ciudadanas, a través de redes sociales virtuales y tecnológicas, menos estructuradas, no jerárquicas, pero que inciden de forma cada vez más importante en la conformación y construcción del debate y de la decisión política. Dichas redes tienen el poder de generar valor social. Juntos, todos somos potenciales creadores de “redes de valor”.
2.-Las Redes de Valores
La sociedad moderna es policéntrica. La política perdió el papel central en la discusión y el debate de lo público. En la sociedad policéntrica se generan continuamente, gracias a las nuevas tecnologías, REDES DE VALORES, las cuales están conformadas por una malla compleja de actores, sistemas, y organizaciones que definen y redefinen sus relaciones y sus agregaciones y creaciones de valor. Sucede en las sociedades desarrolladas, como en las que están en vías en desarrollo; sucede a escala planetaria. Y en esas redes muchas veces se discute, se hace y se elabora política.
Ningún actor político puede negarse a oír lo que los agentes y organizaciones de las nuevas redes de valores aportan y demandan.
En la gestión de la política, la contribución de las redes de valores de carácter tecnológico va más allá de lo electoral. Las campañas son temporales; la acción de las redes es permanente.
Una realidad que está ante nuestros ojos es que la tecnología está derribando las puertas de las casas partidistas. ¿No sería mejor abrirlas, e invitarla a pasar? Un buen lema, muy usado en estos tiempos, es “SACAR LA POLÍTICA DE LAS SEDES Y LLEVARLA A LAS REDES” (Gutiérrez-Rubí), con el fin de generar capital social. (No más militantes, sino “activistas en red”.)
Un hecho importante es que las redes son alimentadas por agentes tanto públicos como privados, institucionales o sociales, que asumen el constante cambio societal.
Las redes asimismo impulsan nuevas formas de (re)conocimiento, de participación y de representación, incentivando el tejido comunitario y generando nuevas formas de capital social. No eliminan ni descartan otras formas de participación, sino que las complementan. Hablar de comunidad hoy, es hablar de redes. Esto es un hecho abrumador; a tal punto que para saber quiénes somos debemos comprender cómo estamos conectados.
Los grupos y las comunidades en red siempre han existido. Lo que ha cambiado ha sido la forma de contacto, el modelo organizacional.
Las redes de valores constituyen el nuevo espacio de lo público (tecnológico, descentralizado, participativo, horizontal, con flexibilidad anti-jerárquica) en acción. La institucionalidad política no puede quedarse fuera. “Quedarse fuera de las redes es la forma de exclusión más grave que se puede sufrir hoy en nuestra cultura.” (Manuel Castells.)
Las redes de valores, signos característicos de la nueva sociedad democrática del siglo XXI, le dicen NO a la lógica amigo-enemigo, y son un instrumento efectivo contra la anti-política y a favor de las luchas contra todo tipo de regímenes dictatoriales.
3.- La nueva gestión política democrática
La nueva gestión política democrática del siglo XXI, en red, elimina los valores de supremacía y de predominio de la política, e incorpora los valores de la transparencia, de la negociación social, de la apertura al diálogo.
Una decisión impostergable para la política hoy, especialmente en Latinoamérica, donde la debilidad de los sistemas de partidos sigue siendo un hecho preocupante, es que los partidos políticos deben promover y participar en redes de valores democráticas, listos a discutir los temas públicos.
“El nuevo rol de los partidos políticos reside en una nueva manera de relacionarse con la sociedad. (…) La organización del partido debe imitar la manera cómo se organiza la sociedad.” (García Portillo, ODCA).
LA NUEVA POLÍTICA debe ser capaz de participar en un mundo donde la información no sólo es libre, sino completamente móvil, y en donde el control jerárquico ha dejado de ser el elemento fundamental.
El discurso político se ha hecho más directo y bi-direccional. Hoy, como nunca, un político está en capacidad de conocer a su elector. Que lo haga o no, es en gran medida su decisión.
Mientras, el elector está dispuesto a conocer más a su elegido. En todas partes florecen iniciativas para controlar la gestión pública, así como para hacer seguimiento a las ofertas electorales y ver si han sido cumplidas o no.
Las redes sociales no pueden suplantar a los partidos, pero han transformado los lazos comunitarios y la forma en que se hace política desde la sociedad civil. Los activistas eran definidos por sus causas, ahora también lo son por sus herramientas.
La nueva política, gracias al uso progresivo de las tecnologías en red, está en capacidad de:
ü Comunicarse de forma novedosa con el electorado;
ü Difundir más y mejor la información;
ü Invitar a la gente a participar en decenas de iniciativas y de redes creadoras de valor;
ü “Deslocalizar” la búsqueda de soluciones a los problemas societales e invitar a las personas a participar;
ü Establecer, en conjunto con la ciudadanía, la estrategia del partido o del candidato, así como los programas partidarios.
Un hecho constatable: En América Latina –repitámoslo: con la obvia excepción de Cuba- la utilización de las tecnologías de información en la política se ha hecho especialmente durante las elecciones para candidatos a cargos públicos.
Algunas campañas victoriosas en las cuales se ha destacado el uso de las nuevas redes tecnológicas de forma masiva han sido la de Juan Manuel Santos (Colombia) y la de Sebastián Piñera (Chile). Hay avances significativos, pero insuficientes, en las elecciones peruanas, o en las actuales luchas de la oposición venezolana.
Pero falta mucho por hacer.
En los dos últimos años de la encuesta Latinobarómetro (2010 y 2011), encuesta que se realiza en 18 países latinoamericanos (Cuba no está incluida), pueden verse estos resultados:
ü -La variable que avanza con más velocidad de todas las variables medidas por esta encuesta es el uso del Internet.
ü -Uno de los grandes desafíos es la noción de que los partidos “no representan porque no se conectan.”
ü -La brecha digital cada día es menor en las nuevas generaciones.
El uso partidista latinoamericano de las nuevas tecnologías más allá de lo electoral deja mucho que desear. Un único ejemplo: la presencia en YouTube de partidos políticos europeos, como la CDU alemana, o el Partido Conservador británico, es muy superior al de todo el conjunto de partidos políticos latinoamericanos.
Una pregunta esencial es ¿cómo devolver poder al ciudadano en sistemas políticos que históricamente no han creído en el poder ciudadano? (Diego Beas)
La gestión política democrática, impulsora de alianzas y coaliciones de todo tipo y de nuevas formas de participación ciudadana, debe constantemente promover nuevas redes políticas de valores que...
— Fijen metas
— Negocien entre sí
y en lo interno...
— Indiquen preferencias
— Lleguen a acuerdos
Los nuevos tiempos reclaman con urgencia un nuevo modelo de organización política.
La nueva organización política, tecnológicamente al día, impulsora de redes de valor, deberá ser: descentralizada, abierta, transparente, responsable, coordinadora del disenso, mediadora de intereses y, sobre todo,
CREADORA DE VALOR SOCIAL
En conclusión:
Hay que maridar las nuevas posibilidades digitales con el mundo de la organización política de base para construir redes políticas de valores, que ayuden a constituir el núcleo del partido político del futuro.
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Bibliografía:
-BEAS, Diego (2010). “La reinvención de la política”. Montevideo, Punto Cero.
-CASTELLS, Manuel (2001). “La Galaxia Internet”. Plaza & Janés, Madrid.
-CHRISTAKIS, Nicholas, FOWLER, James (2010). “Conectados”. El poder sorprendente de las redes sociales y cómo nos afectan. Taurus, México.
-GUTIÉRREZ-RUBÍ, Antoni (2010): “La tecnología relacional: el nuevo poder.” En http://www.gutierrez-rubi.es/2010/12/21/la-tecnologia-relacional-el-nuevo-poder/
-HERNÁNDEZ, José Julián (2009): “Política y Políticas Públicas.” Caracas, Cendes.
-LATINOBARÓMETRO (2010 y 2011). En: http:// http://www.latinobarometro.org/ Santiago de Chile.
-ODCA -Varios autores- (2003): “La reforma de los partidos políticos.”Santiago de Chile, KAS.
-Vandeventer, Paul, Mandell, Myrna (2007). “Networks that work.” Los Angeles, Community Partners.
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